Líneas de Investigación

1.- La alimentación en las sociedades modernas

1.1.- Convergencias y divergencias alimentarias en Europa. Es habitual considerar que los modelos alimentarios europeos son cada vez más homogéneos, diluyendo las diferencias hacia una alimentación estandarizada y controlada por las grandes industrias agroalimentarias. Si bien es verdad que la globalización ha alcanzado de lleno al mercado alimentario imprimiendo una fuerte tendencia homogeneizadora de los comportamientos alimentarios, también es cierto que no hay suficientes estudios comparativos que nos permitan afirmar tal hecho. Las culturas alimentarias, en particular las dietas mediterráneas, siguen siendo una referencia de actuación en los países del sur de Europa.

1.2.- Las normas alimentarias y la desestructuración. Diversos estudios constatan la individualización de las elecciones alimentarias en un mercado cada vez más global. Esto lleva asociado un debilitamiento de las constricciones sociales que rigen los hábitos alimentarios dando lugar a una situación anómica (de falta de referentes normativos) que es convenientemente sustituida por las recomendaciones alimentarias de las instituciones. La alimentación empeora, pero las medidas para frenar este deterioro generan un contexto de confusión informativa poco apropiado para actuar correctamente. Aunque diferentes trabajos confirman estas tendencias hacia la individualización y desestructuración alimentarias, en otros muchos se vislumbra que esto no se traduce directamente en un vacío anómico, sino más bien en la perpetuación y/o alternancia de otras normas menos rígidas, más flexibles y plurales que las precedentes.

1.3.- Los ritmos alimentarios en las sociedades modernas. Se sostiene que el trabajo es el pivote regulador del resto de los ritmos vitales y que, en las sociedades modernas la vida cotidiana se organiza en torno a las actividades laborales. Esto distorsiona el resto de las actividades y ritmo ritmos cotidianos, en particular la organización doméstica y la realización de la comida dentro y fuera del hogar. La alimentación quedaría subordinada a los horarios laborales de cada uno de los miembros de la familia, con la consiguiente ruptura de los horarios de comida compartidos por ellos. Como la gestión, la compra y la preparación de la comida requieren mucho tiempo los ritmos laborales están afectando a la alimentación cotidiana de modo diverso, sustituyendo por las ofertas del mercado la falta de tiempo (productos con algún tipo de elaboración), recurriendo a organizaciones alternativas (comer fuera de casa o llevar la comida al trabajo) o bien delegando en otras instituciones la alimentación (comedores escolares o de empresa).

2.- Alimentación y estructura social

2.1.- Diferencias alimentarias y clase social. Desde diversas perspectivas sociológicas se sostiene que las clases sociales han definido las normas alimentarias en el pasado, pero que no lo hacen en la actualidad pues el aumento en la disponibilidad de alimentos ha venido a disminuir las diferencias. Los procesos de individualización y desregulación asociados a la "modernidad tardía" parecen dejar a un lado el efecto de las clases sociales en las actitudes y hábitos alimentarios. El vínculo entre clase social y prácticas de alimentación parece que, si no se ha quebrado, sí se ha visto subsumido por otras variables sociales como la edad o el género. La obesidad ha revitalizado este debate, puesto que afecta más a los estratos sociales más desfavorecidos.

2.2.- Los roles familiares ligados a alimentación. Tradicionalmente se ha prestado especial atención a la asunción del papel de la mujer como cuidadora natural de la familia, habiéndole asignado así la responsabilidad en todo el conjunto de tareas domésticas, muchas veces en detrimento de su participación en el espacio público. La incorporación masiva de la mujer al mercado laboral le lleva a redefinir su papel y, en particular, su centralidad en la organización y preparación de las comidas y en las decisiones que esas actividades conllevan. Al quedar vacante la figura del ama de casa, se hace necesario el recurso a servicios y productos que ayuden en la organización de la vida doméstica y/o que cumplan las tradicionales funciones del ama de casa. Aunque esta atribución de responsabilidad en el cambio alimentario es parcial habría que indagar más sobre ello, aunque también acerca de la corresponsabilización de los varones, aún no suficientemente explorada.

2.3.- Salud y alimentación. El aumento de la obesidad, particularmente entre los menores, ha dado lugar a la preocupación institucional por la alimentación. Diversas investigaciones de carácter nutricional han confirmado la fuerte relación entre el aumento de peso y los malos hábitos alimentarios. Pero también han confluido los intereses de la sociología del deporte y la sociología de la alimentación para analizar el origen y la transformación de los estilos de vida de la población y la relación entre la salud, el deporte y la comida. La percepción del cuerpo y la estética guardan relación con los hábitos alimentarios, muy especialmente entre la población joven y en especial entre las mujeres, afectando a su alimentación y a sus prácticas deportivas.

3.- Poder, política y movimientos sociales alimentarios

3.1.- Consumerismo y participación política. El "consumerismo político" es una forma de participación política cada vez más extendida por toda Europa. Los efectos del capitalismo y de la globalización han incidido en el aumento significativo de grupos de representación de intereses, de movimientos sociales y redes sociales transnacionales que sirven de cauce para comprender y actuar sobre los problemas políticos. De entre las diferentes formas de actuar que tiene la ciudadanía nos vamos a interesar por aquella que utiliza el mercado para expresar sus preocupaciones políticas. La intención es abrir al menos dos campos de investigación: un área circunscrita al estudio de la movilización política a través del mercado, dado que la proliferación de redes sociales y de movimientos sociales transnacionales nos hace ver que el impacto de las nuevas tecnologías y los distintos medios de difusión informativa podrán ser valiosos a la hora de determinar el alcance de esta forma de participación política; una segunda orientación de género, considerando que el consumerismo político (boicot y buycott) es una forma de participación en la que existe una brecha de género invertida en la que interesa profundizar, de modo especial en perspectiva comparada.

3.2.- Las instituciones alimentarias, los entornos obesogénicos y las elecciones alimentarias. Se sostiene que una buena parte de los problemas alimentarios actuales tienen que ver con la presión del entorno para comer productos que no son saludables. El papel de los diferentes actores implicados en la alimentación, desde los productores, hasta las empresas, pasando por las administraciones públicas, cobran especial relevancia, más aún cuando cada uno de ellos lanzan una multitud de discursos y presiones, muchas veces contradictorios, que sumen al comensal en la incertidumbre y la desconfianza. Los componentes del sistema agroalimentario moderno y su papel en el establecimiento de pautas sobre alimentación y nutrición apropiadas será objeto principal de análisis, situando esta orientación en el creciente aumento de la obesidad tanto en los países desarrollados como en los emergentes.